Poemas de Federico García Lorca
Viernes 5, julio, 2013 | BrujaCharra29 | Palabras 1780 |
Poemas de Federico García Lorca
[Poemas de Federico García Lorca]
OTRO SUEÑO 1919 (Libro de Poemas, 1921)
¡Una golondrina vuela hacia muy lejos!…
Hay floraciones de rocío sobre mi sueño,
y mi corazón da vueltas lleno de tedio,
como un tiovivo en que la Muerte pasea a sus hijuelos.
¡Quisiera en estos árboles atar al tiempo
con un cable de noche negra, y pintar luego
con mi sangre las riberas pálidas de mis recuerdos!
¿Cuántos hijos tiene la Muerte? ¡Todos están en mi pecho!
¡Una golondrina viene de muy lejos!
Poemas de Federico García Lorca
LOS REYES DE LA BARAJA (Cantares Populares)
Si tu madre quiere un rey,
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.
Corre que te pillo,
corre que te agarro,
mira que te lleno
la cara de barro.
Del olivo me retiro,
del esparto yo me aparto,
del sarmiento me arrepiento
de haberte querido tanto.
Poemas de Federico García Lorca
SE HA PUESTO EL SOL (Libro de Poemas, 1921) Agosto de 1920
Se ha puesto el sol.
Los árboles meditan como estatuas.
Ya está el trigo segado. ¡Qué tristeza de las norias paradas!
Un perro campesino quiere comerse a Venus y le ladra.
Brilla sobre su campo de pre-beso, como una gran manzana.
Los mosquitos, Pegasos del rocío, vuelan, el aire en calma.
La Penélope inmensa de la luz teje una noche clara.
”¡Hijas mías, dormid, que viene el lobo”,
las ovejitas balan. ”¿Ha llegado el otoño, compañeras?”
dice una flor ajada.
¡Ya vendrán los pastores con sus nidos por la sierra lejana!
Ya jugarán los niños en la puerta de la vieja posada,
y habrá coplas de amor que ya se saben de memoria las casas.
Poemas de Federico García Lorca
Prendimiento de Antoñito El Camborio en el camino de Sevilla
A Margarita Xirgu
Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino, bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera lo llevó codo con codo.
El día se va despacio, la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre, salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre entre los cinco tricornios.
Antonio, ¿quién eres tú? Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie, ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos tiritando bajo el polvo.
A las nueve de la noche lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce como la grupa de un potro.
Poemas de Federico García Lorca
ODA A SALVADOR DALÍ
Una rosa en el alto jardín que tu deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.
Los pintores modernos, en sus blancos estudios,
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
En las aguas del Sena un iceberg de mármol
enfría las ventanas y disipa las yedras.
El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
Los cristales esquivan la magia del reflejo.
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
La máquina eterniza sus compases binarios.
Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
yerra por los tejados de las casas antiguas.
El aire pulimenta su prisma sobre el mar
y el horizonte sube como un gran acueducto.
Marineros que ignoran el vino y la penumbra
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La Noche, negra estatua de la prudencia,
tiene el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.
Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,
eleva escalinatas y oculta caracolas.
Las flautas de madera pacifican el aire.
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.
Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.
En alta mar les sirve de brújula una rosa.
El horizonte virgen de pañuelos heridos
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.
Una dura corona de blancos bergantines
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.
¡Oh Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.
Huyes la oscura selva de formas increíbles.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.
El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta.
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.
La corriente del tiempo se remansa
y ordena en las formas numéricas
de un siglo y otro siglo.
Y la Muerte vencida se refugia temblando
en el círculo estrecho del minuto presente.
Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,
pides la luz que anima la copa del olivo.
Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.
Pides la luz antigua que se queda en la frente,
sin bajar a la boca ni al corazón del hombre.
Luz que temen las vides entrañables de Baco
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.
Haces bien en poner banderines de aviso,
en el límite oscuro que relumbra de noche.
Como pintor no quieres que te ablande la forma
el algodón cambiante de una nube imprevista.
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.
Estilizas o copias después de haber mirado
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.
Amas una materia definida y exacta donde
el hongo no pueda poner su campamento.
Amas la arquitectura que construye en lo ausente
y admites la bandera como una simple broma.
Dice el compás de acero su corto verso elástico.
Desconocidas islas desmienten ya la esfera.
Dice la línea recta su vertical esfuerzo
y los sabios cristales cantan sus geometrías.
Pero también la rosa del jardín donde vives.
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.
Rosa pura que limpia de artificios y croquis
y nos abre las alas tenues de la sonrisa.
(Mariposa clavada que medita su vuelo.)
Rosa del equilibrio sin dolores buscados. ¡Siempre la rosa!
¡Oh Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.
Es primero que el cuadro que paciente dibujas
el seno de Teresa, la de cutis insomne,
el apretado bucle de Matilde la ingrata,
nuestra amistad pintada como un juego de oca.
Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro
rayen el corazón de Cataluña eterna.
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,
mientras que tu pintura y tu vida florecen.
No mires la clepsidra con alas membranosas,
ni la dura guadaña de las alegorías.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire,
frente a la mar poblada con barcos y marinos.
Poemas de Federico García Lorca
(¯`•¸·´¯) -BrujaCharra29- (¯`·¸•´¯) 2013
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