jueves, 20 de febrero de 2014

POEMAS ECHOS CANCIÓN


POEMAS ECHOS CANCIÓN




Y NOS DIERON LAS DIEZ

Fue en un pueblo con mar 
una noche despues de un concierto; 
tú reinabas detrás 
de la barra del único bar que vimos abierto 
-"cántame una canción 
al oido y te pongo un cubata"- 
-"con una condición: 
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata"- 
loco por conocer 
los secretos de su dormitorio 
esa noche canté 
al piano del amanecer todo mi repertorio. 
los clientes del bar 
uno a uno se fueron marchando, 
tú saliste a cerrar, 
yo me dije: 
"cuidado, chaval, te estas enamorando", 
luego todo pasó 
de repente, su dedo en mi espalda 
dibujo un corazón 
y mi mano le correspondió debajo de tu falda; 
caminito al hostal 
nos besamos en cada farola, 
era un pueblo con mar, 
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola... 
y nos dieron las diez y las once, las doce y la una 
y las dos y las tres 
y desnudos al amanecer nos encontró la luna. 
nos dijimos adios, 
ojalá que volvamos a vernos 
el verano acabó 
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno, 
y a tu pueblo el azar 
otra vez el verano siguiente 
me llevó, y al final 
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente, 
y no halle quien de ti 
me dijera ni media palabra, 
parecia como si 
me quisiera gastar el destino una broma macabra. 
no había nadie detrás 
de la barra del otro verano. 
y en lugar de tu bar 
me encontré una sucursal del banco hispano americano, 
tu memoria vengué 
a pedradas contra los cristales, 
-"se que no lo soñé"- 
protestaba mientras me esposaban los municipales 
en mi declaración 
alegué que llevaba tres copas 
y empecé esta canción 
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa 
y nos dieron las diez y las once, las doce y la una 
y las dos y las tres 
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.

  Autor del poema: Joaquín Sabina


POEMAS ECHOS CANCIÓN

DONDE HABITA EL OLVIDO
Cuando se despertó, 
no recordaba nada 
de la noche anterior, 
"demasiadas cervezas", 
dijo, al ver mi cabeza, 
al lado de la suya, en la almohada... 
y la besé otra vez, 
pero ya no era ayer, 
sino mañana. 
Y un insolente sol, 
como un ladrón, entró 
por la ventana. 
El día que llegó 
tenía ojeras malvas 
y barro en el tacón, 
desnudos, pero extraños, 
nos vio, roto el engaño 
de la noche, la cruda luz del alba. 
Era la hora de huir 
y se fue, sin decir: 
"llámame un día". 
Desde el balcón, la vi 
perderse, en el trajín 
de la Gran Vía. 
Y la vida siguió, 
como siguen las cosas que no 
tienen mucho sentido, 
una vez me contó, 
un amigo común, que la vio 
donde habita el olvido. 
La pupila archivó 
un semáforo rojo, 
una mochila, un peugeot 
y aquellos ojos 
miopes 
y la sangre al galope 
por mis venas 
y una nube de arena 
dentro del corazón 
y esta racha de amor 
sin apetito. 
Los besos que perdí, 
por no saber decir: 
"te necesito". 
Y la vida siguió, 
como siguen las cosas que no 
tienen mucho sentido, 
una vez me contó, 
un amigo común, que la vio 
donde habita el olvido.
Autor del poema: Joaquín Sabina

POEMAS ECHOS CANCIÓN

PRINCESA
Entre la cirrosis 
y la sobredosis 
andas siempre, muñeca. 
Con tu sucia camisa 
y, en lugar de sonrisa, 
una especie de mueca. 
¿Cómo no imaginarte, 
cómo no recordarte 
hace apenas dos años? 
Cuando eras la princesa 
de la boca de fresa, 
cuando tenías aún esa forma 
de hacerme daño. 
Ahora es demasiado tarde, princesa. 
Búscate otro perro que te ladre, princesa. 
Maldito sea el gurú 
que levantó entre tú 
y yo un silencio oscuro, 
del que ya sólo sales 
para decirme, "vale, 
déjame veinte duros". 
Ya no te tengo miedo 
nena, pero no puedo 
seguirte en tu viaje. 
Cúantas veces hubiera dado la vida entera 
porque tú me pidieras 
llevarte el equipaje. 
Ahora es demasiado tarde, princesa... 
Tú que sembraste en todas 
las islas de la moda 
las flores de tu gracia, 
¿cómo no ibas a verte 
envuelta en una muerte 
con asalto a farmacia? 
¿Con qué ley condenarte 
si somos juez y parte 
todos de tus andanzas? 
Sigue con tus movidas, 
pero no pidas 
que me pase la vida 
pagándote fianzas. 
Ahora es demasiado tarde, princesa 
Búscate otro perro que te ladre, princesa
Autor del poema: Joaquín Sabina


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LA DEL PIRATA COJO
No soy un fulano 
con la lágrima fácil, 
de esos que se quejan sólo por vicio. 
si la vida se deja yo le meto mano 
y si no aún me excita mi oficio, 
y como además sale gratis soñar 
y no creo en la reencarnación, 
con un poco de imaginación 
partiré de viaje enseguida 
a vivir otras vidas, 
a probarme otros nombres, 
a colarme en el traje y la piel 
de todos los hombres 
que nunca seré: 
al capone en chicago 
legionario en melilla 
pintor en montparnasse. 
mercenario en damasco 
costalero en sevilla 
negro en nueva orleans. 
viejo verde en sodoma 
deportado en siberia 
sultán en un harén. 
¿policía? ni en broma 
triunfador de la feria 
gitanito en jerez. 
tahur en montecarlo 
cigarrillo en tu boca 
taxista en nueva york. 
el más chulo del barrio 
tiro porque me toca 
suspenso en religión. 
confesor de la reina 
banderillero en cádiz 
tabernero en dublín. 
billarista a tres bandas 
insumiso en el cielo 
dueño de un cabaret. 
arañazo en tu espalda 
tenor en rigoletto 
pianista de un burdel. 
bongosero en la habana 
casanova en venecia 
anciano en shangri la. 
polizón en tu cama 
vocalista de orquesta 
mejor tiempo en le mans 
cronista de sucesos 
detective en apuros 
conservado en alcóhol. 
violador en tus sueños 
suicida en el viaducto 
guapo en un culebrón. 
morfinómano en china 
desertor en la guerra 
boxeador en detroit. 
cazador en la india 
marinero en marsella 
fotógrafo en play boy. 
pero si me dan a elegir 
entre todas las vidas, yo escojo 
la del pirata cojo 
con pata de palo 
con parche en el ojo, 
con cara de malo, 
el viejo truhán, capitán 
de un barco que tuviera 
por bandera 
un par de tibias y una calavera.
Autor del poema: Joaquín Sabina


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